miércoles, 6 de octubre de 2010

PREMIO AMBIENTAL GOLDMAN






"Premio Ambiental Goldman" PREMIO DE ECOLOGIA..... ES PARA UN MEXICANO

Pocos lo saben, pero existe un premio tipo "Nobel" de Ecología. Este año (2008), lo ha ganado Jesús León Santos, de 42 años, un campesino indígena mexicano que ha estado realizando, en los últimos 25 años, un excepcional trabajo de reforestación en su región de Oaxaca, México. El nombre de la recompensa es "Premio Ambiental Goldman".
 http://www.goldmanprize.org/node/733
(www.goldmanprize.org/theprize/about_espanol).

Fue creado en 1990 por dos generosos filántropos y activistas cívicos Estadounidenses Richard N. Goldman y su esposa Rhoda H. Goldman.Consta de una dotación de 150.000 USD  y se entrega cada año, en el mes de abril, en la ciudad de San Francisco, California (Estados Unidos).

Hasta ahora ha sido otorgado a defensores del medioambiente de 72 países. En 1991, lo ganó la africana Wangari Maathai, quien luego obtuvo el Premio Nobel de la Paz en 2004.

A Jesús León Santos se lo han dado porque, cuando tenía 18 años, decidió cambiar el paisaje donde vivía en la Mixteca alta, la "tierra del sol".
Aquello parecía un panorama lunar: campos yermos y polvorientos, desprovistos de arboleda, sin agua y sin frutos. Había que recorrer grandes distancias en busca de agua y de leña. Casi todos los jóvenes emigraban para nunca regresar, huyendo de semejantes páramos y de esa vida tan dura. Con otros comuneros del lugar, Jesús León se fijó el objetivo de reverdecer los campos. Y decidió recurrir a unas técnicas agrícolas precolombinas que le enseñaron unos indígenas guatemaltecos para convertir tierras áridas en zonas de cultivo y arboladas.

¿Cómo llevar el proyecto a cabo?
Haciendo revivir una herramienta indígena también olvidada: El tequio, el trabajo comunitario no remunerado. Reunió a unas 400 familias de 12 municipios, creó el Centro de Desarrollo Integral
Campesino de la Mixteca (Cedicam), y juntos, con recursos económicos limitadísimos, se lanzaron en la gran batalla contra la principal culpable del deterioro: la erosión.
En esa región Mixteca existen más de 50.000 hectáreas que han perdido unos cinco metros de altura de suelo desde el siglo XVI. La cría intensiva de cabras, el sobre pastoreo y la industria de producción de cal que estableció la Colonia deterioraron la zona. El uso del arado de hierro y la tala intensiva de árboles para la construcción de los imponentes templos dominicos contribuyeron definitivamente a la desertificación.
Jesús León y sus amigos impulsaron un programa de reforestación. A pico y pala cavaron zanjas-trincheras para retener el agua de las escasas lluvias, sembraron árboles en pequeños viveros, trajeron abono y plantaron barreras vivas para impedir la huida de la tierra fértil.

Todo eso favoreció la recarga del acuífero. Luego, en un esfuerzo titánico, plantaron alrededor de cuatro millones de árboles de especies nativas, aclimatadas al calor y sobrias en la absorción de agua.
Después se fijaron la meta de conseguir, para las comunidades indígenas y campesinas, la soberanía alimentaria. Desarrollaron un sistema de agricultura sostenible y orgánica, sin uso de pesticidas, gracias al rescate y conservación de las semillas nativas del maíz, cereal originario de esta región.
Sembrando sobre todo una variedad muy propia de la zona, el cajete, que es de las más resistentes a la sequía. Se planta entre febrero y marzo, que es allí la época más seca del año, con muy poca humedad en el suelo, pero cuando llegan las lluvias crece rápidamente.  Al cabo de un cuarto de siglo, el milagro se ha producido.
Hoy la Mixteca alta esta restaurada. Ha vuelto a reverdecer. Han surgido manantiales con más agua. Hay árboles y alimentos. Y la gente ya no emigra.
Actualmente, Jesús León y sus amigos luchan contra los transgénicos, y siembran unos 200.000 árboles anuales.. Cada día hacen retroceder la línea de la desertificación. Con la madera de los árboles se ha podido rescatar una actividad artesanal que estaba desapareciendo: la elaboración, en talleres familiares, de yugos de madera y utensilios de uso corriente.
Además, se han enterrado en lugares estratégicos cisternas de ferrocemento, de más de 10.000 litros de capacidad, que también recogen el agua de lluvia para el riego de invernaderos familiares orgánicos.
El ejemplo de Jesús León es ahora imitado por varias comunidades vecinas, que también han creado viveros comunitarios y organizan temporalmente plantaciones masivas.
En un mundo donde las noticias, con frecuencia, son negativas y deprimentes, esta historia ejemplar ha pasado lamentablemente desapercibida ya que los medios de comunicación se afanan en únicamente vendernos a los mexicanos aquellos sucesos negativos y notas rojas, hechos como éste no les representan ganancias ya que por cultura lamentable tambien no nos son interesantes y nos son más llamativos hechos sangrientos o trivialidades de la farandula.

lunes, 20 de septiembre de 2010

KUYIMÁ--VIDEO

EJEMPLO DE DESARROLLO SUSTENTABLE

Ecoturismo Kuyimá es una empresa mexicana que por sus altos estándares de calidad ha logrado la certificación de Green Globe 21. Basa sus actividades en el avistamiento de la ballena gris en la Laguna San Ignacio, Baja California Sur, México. Fue fundada hace diecisiete años por un grupo de oceanólogos y pescadores que supieron aprovechar los instrumentos de la política ambiental mexicana como una oportunidad para diversificar sus actividades económicas, encontrando en el ecoturismo la base para el desarrollo comunitario sustentable.
Como parte de un fenómeno creciente de terciarización de las economías, el turismo ha sido reconocido como fuente de crecimiento, lo que ha estimulado que los gobiernos auspicien la creación de destinos turísticos y de empresas relacionadas con tal actividad. La masificación del turismo se ha asociado con la idea de turismo tradicional; en el que los turistas tienen una interacción reducida con el entorno natural o social. Adicionalmente, las características que adopta ese esquema en términos de inversión, infraestructura, relaciones sociales, y consumo de los recursos naturales y del paisaje, tienden a generar externalidades negativas, provocando un desequilibrio que incluye incluso el desplazamiento de las actividades productivas tradicionales de la comunidad local.
La rentabilidad económica del turismo contribuyó a soslayar tales impactos, pero la identificación de la capacidad real para absorber turistas, nuevas instalaciones y actividades ha cobrado cada vez mayor relevancia.Esto ha sido así no sólo por razones de conservación sino también por consideraciones económicas ante el agotamiento de los recursos en que se sustenta. De esta forma, el surgimiento de un nuevo segmento en el mercado turístico denominado turismo alternativo, de rápido crecimiento relativo, en el que los usuarios están dispuestos a pagar un precio más alto por las experiencias turísticas demandadas, se ha presentado como una alternativa económica viable y compatible con una visión de sustentabilidad.

El ecoturismo responde a la idea de crecimiento económico a partir de una visión de aprovechamiento racional y de largo plazo de los recursos naturales, y de respeto al entorno socio-cultural. Este tipo de turismo se ha convertido en una opción de desarrollo regional a través de la creación de empleos en beneficio de las familias y residentes de las zonas donde se realiza.
La posibilidad de contribuir al crecimiento económico regional a partir del involucramiento de las comunidades locales en la oferta turística alternativa de bajo impacto ha hecho atractivo el establecimiento de micro, pequeñas y medianas empresas en esa actividad (Pymes). Esta situación se enmarca en un triple contexto: por una parte, existe una demanda creciente por ese tipo de servicios turísticos; por otra, la creación de Pymes de turismo alternativo se ha estimulado a partir de la consolidación de una agenda internacional y nacional conservacionista que permite la canalización de recursos financieros hacia proyectos de ecoturismo; y, finalmente, el carácter de la incorporación del turista al espacio natural-social en que se realiza la actividad turística presupone inversiones menos cuantiosas que las dirigidas a destinos turísticos tradicionales. Todo esto, hace atractivo el establecimiento de proyectos de ecoturismo en las comunidades locales como una alternativa viable para explotar sustentablemente (en las tres dimensiones que implica este concepto: social, ambiental y económica) sus recursos y allegarse ingresos,tradicionalmente en el ámbito de situaciones de estrechez económica.


RELACIÓN ENTRE CALENTAMIENTO GLOBAL Y DESARROLLO SUSTENTABLE

Para que haya auténtico desarrollo deben darse una serie de condiciones. Que sea endógeno y sostenible, es decir, impulsado por los pueblos de acuerdo a su entorno y necesidades
Si toda la población mundial consumiese al mismo ritmo que se hace en los países enriquecidos, el planeta sólo podría satisfacer las necesidades de 1.900 millones de personas, afirma el informe Signos vitales de WorldWatch. Basta sumar a los 1.700 millones de personas que pertenecen al mundo consumista aquellos que se incorporen con el crecimiento económico de China e India para comprender que no hay posibilidad de cumplir con los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM).
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), mediante su lema “Proteger nuestro planeta en beneficio de los pobres”, persigue una gestión eficaz de las riquezas naturales que permita reducir la pobreza. El PNUD alienta a los gobiernos a que tengan en cuenta el medio ambiente como un elemento imprescindible en el desarrollo.
El hecho de que el 80% de la energía mundial proceda de combustibles fósiles es la causa principal del calentamiento global. De ahí que sean necesarias soluciones sostenibles como la puesta en práctica en una aldea de Tanzania, donde existe una estación de bombeo que funciona con energía solar y el dinero obtenido de ella se invierte en llevar a los niños a la escuela, comprar alimentos y reparar sus viviendas. “El planeta no pertenece a quienes ejercen el poder. Debemos apoyar el Protocolo de Kyoto en la medida de nuestra capacidad. Cada pequeña cosa que hacemos cuenta”, afirma Wangari Maathai, Premio Nobel de la Paz en 2004.

El derroche de las riquezas no sólo hará que todo desarrollo sea en vano, también alejará el progreso y agravará las situaciones de pobreza. Un ejemplo es el caso de la gestión del agua. El uso abusivo del oro azul favorece la inestabilidad política, de la que se derivan los conflictos en la Cuenca del Jordán, del Eúfrates, del Tigris, del Nilo o del Zambeze. Para el desarrollo es esencial que la atención política se concentre en el bienestar de sus comunidades. También hay que evitar gastos innecesarios como consecuencia del negocio lucrativo de las multinacionales. En Kenia, debido a la privatización del suministro, un litro de agua cuesta el doble que uno de gasolina. Si se contase con una red pública de suministro ese dinero podría invertirse en otras necesidades sociales.
Para que haya auténtico desarrollo deben darse una serie de condiciones. Que sea endógeno y sostenible, es decir, impulsado por los pueblos de acuerdo a su entorno y a sus necesidades. La estrategia marcada por las Naciones Unidas para cumplir alguno de los Objetivos del Milenio, como el de acabar con el hambre, pasa por lograr una agricultura sostenible que respete la diversidad biológica local. Se evita así la dependencia de un sólo producto y el ser vulnerable ante plagas o desastres naturales. Sin embargo, los países del norte sociológico practican una agricultura intensiva que inunda los mercados de las naciones empobrecidas con excedentes a bajo precio. Por ello el desarrollo ha de ser global. El sistema económico ha de hacer posible el progreso de todos y no debe imponerse como una nueva forma de colonialismo. Es también esencia del desarrollo que sea equilibrado, de acuerdo a los usos y costumbres de la sociedad, ya que paralelo al cambio se han de adaptar los valores sociales. En China, los referentes de la sociedad, sus normas y valores se pierden ante la presencia creciente del capitalismo y la competencia. La industria de las falsificaciones o la meta del éxito económico son indicios de un fenómeno de anomia moral, según un estudio del Foreign Policy.
Mayor crecimiento económico no quiere decir más bienestar. Mientras que los gigantes China e India ocupan los primeros puestos en la lista del PIB por países, su posición en la lista del índice de desarrollo humano es la 85 y la 127, respectivamente. El coste de las guerras, la destrucción de los bosques o los efectos del calentamiento global son las consecuencias de un modelo que busca el beneficio económico a toda costa. Se asocia el crecer a la perfección, cuando el desarrollo pasa por diseñar un uso justo de las tecnologías existentes al servicio de la población más que por la destrucción del medio ambiente. No es cuanto más mejor, sino cuanto mejor más.

 
Jorge Planelló, Centro de Colaboraciones Solidarias